El fragmento, de apenas 2 centímetros por 2,8 centímetros, está escrito en acadio cuneiforme, el idioma diplomático de la época, y es un testimonio de la importancia que la ciudad tenía ya en la edad de bronce, afirman los arqueólogos.
La tablilla fue encontrada en la parte oriental de la ciudad (anexada por Israel tras la guerra de 1967), al sur de la Explanada de las Mezquitas.
El fragmento es demasiado pequeño para poder descifrar una frase entera, pero, según el asiriólogo Wayne Horowitz, de la universidad hebraica de Jerusalén, encargado de su estudio, la excelente calidad de la escritura demuestra que "que es obra de un escriba altamente cualificado, al servicio del rey de Jerusalén".
Los científicos avanzan la hipótesis de que se trata de una correspondencia entre ese rey cananeo y el faraón Akenatón. Tablillas del mismo tipo y de la misma época fueron descubiertas a finales del siglo XIX en Egipto. En las que pudieron ser descifradas, había peticiones de ayuda enviados al faraón por sus vasallos en Palestina.
La inscripción más antigua hallada hasta hoy en Jerusalén, un fragmento de tablilla de arcilla de 3.400 años de antigüedad, fue descubierta recientemente en la Ciudad Santa, informaron los arqueólogos que hicieron el descubrimiento.
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